______________________________________________________
“Yo no imaginaba que
volvería a por nosotros”
______________________________________________________
Hoy tenemos con nosotros
a un recaudador compulsivo de lo ajeno del mare
nostrum…. bueno, a un pirata del Mediterráneo, quien por cierto se va a
mantener en el anonimato porque así lo desea.
Vocabula Graeco-Latina:
No sé si darle las gracias, por estar con nosotros, ejem, y que sepa que tengo
vigiladas mis cosas por si acaso.
Pirata: JajaJajajJa No
se preocupe, hombre, me arrepentí y, bueno, pagué por mis delitos.
V.G.: Sí, sí, de hecho,
de eso quería hablarle. Tengo entendido que usted ejerció la piratería en el
Mediterráneo oriental hacia el año 70 a.C. ¿no es así?
P.: así fue, sí señor,
arrrr ¡buenos tiempos! Por aquel entonces hacíamos lo que queríamos,
navegábamos libres y sin preocupaciones.
V.G.: Ajam, y, por
casualidad, no recordará usted haber abordado un barco, algún quinquerreme o
algún transporte en el que viajara un muchacho de unos trece o dieciséis años,
pelo ralo, alto, enjuto de cara, delgado y con ojos castaños.
P.: ¡Por Neptuno que
sí! ¡Mal rayo le partiera a aquel muchacho! Nunca se me olvidarán esos ojos
penetrantes.
V.G.: Ajam, ¿Me podría
decir el nombre del muchacho si no le importa y se acuerda?
P.: ¡Claro que sí!
¡Cayo Julio César! ¡No paraba de decirlo!
V.G.: ¿Se encuentra
usted bien? Está como más blanco y, no sé… ¿temblando?
P.: ¡¡Estoy bien,
gracias!!
V.G.: Bien, en ese caso no le importará que le haga
una serie de preguntas a ese respecto
P.: ¿Qué quiere saber?
V.G.: ¿es cierto que se les encaró?
P.: ¡Por Neptuno que sí! ¡Mierdecilla engreído!
V.C.: ¿Me puede contar qué pasó?
P.: Sí, claro… pasó que
un día avistamos una embarcación a proa, a unos dos días de distancia de
Atenas. Parece que lo tenga ante mis ojos. Se metía por una cala al sur del
Peloponeso, ya sabe cómo son esas costas. Así que ordené a mis hombres que
remaran con más brío y le dimos alcance. No fue muy difícil hacernos con él.
Según supimos después por el piloto, iban rumbo a Rodas jajajajajaj para ver a
uno de esos…. esos que parlotean sin parar de cualquier cosa, ya sabe…
V.G.: ¿Un filósofo?
P.: ¡eso! Como iba
diciendo, le dimos caza y nos hicimos con el barco y con lo que había abordo. Y
ese muchacho se me puso delante y le pregunté si era de la aristocracia, aunque
ya lo sabía por las ropas que llevaba. Me contestó que sí, aunque le ofendió la
cifra que aventuré que valdría su rescate y de la que ya no me acuerdo,
sinceramente.
V.G.: ¿Y qué le dijo el
joven César?
P.: que no sabía yo
quién era él y que su rescate valía el doble de la cifra que le pedí. Fue
curioso que se me encarara un muchacho y como me ofrecía el doble de lo que
pedía, ordené poner rumbo a nuestra base mientras partían unos esclavos a Roma
para reunir el importe.
V.G.: ¿Y qué pasó
después?
P.: Lo tuvimos una
buena temporada con nosotros ¡Hasta nos leía poesía que componía él mismo! ¿Se
lo puede creer?
V.G.: sí me lo creo, sí
P.: y como le mirábamos
como si estuviera loco, nos llamaba de todo, de imbéciles para arriba. Fue un
alivio quitárnoslo de encima.
V.G.: peeero…
P.: pero volvió meses
después a buscarnos para colgarnos… y nos colgó. Yo no imaginaba que volvería a
por nosotros ¡Muchacho engreído! ¿Sabe? Tengo la sensación de que usted ya se
sabe la historia
V.G.: Bueno, es por
confirmarlo
P.: Ya, claro
V.G.: Muchas gracias
por atendernos. STTL
Comentarios
Publicar un comentario